miércoles, 13 de marzo de 2013

¡Zapatos, zapatitos, zapatones!


¡Hola!
Es de sobra conocido que una de las cosas que más nos gustan a las chicas son los zapatos... y también a los chicos, que algunos que yo conozco tienen un surtido de zapatos y deportivas que supera en número al de cualquier chica.
Pues bien, por diferentes motivos, ando como loca buscando zapatos de fiesta para un gran evento al que tengo que asistir y por eso se me ha ocurrido este post.
A todas nos gusta llevar un gran taconazo que nos haga más altas, esbeltas y elegantes, pero es muy muy importante elegir bien el zapato, no por lo bonito, sino por lo cómodo y lo saludable.
Soportar la altura es más o menos cuestión de costumbre, práctica y de ser realistas y comprar un tacón donde el pie tenga apoyo en algo más que la punta del dedo gordo, porque, por ejemplo algunas fotos de famosas, no sé ni siquiera como consiguen caminar si ni siquiera tienen apoyo en el pie, eso además de incómodo y torturador, es poco saludable, ya que además de los dolores del momento puedes provocar dolores futuros, así que ya sabéis, un punto de apoyo un poco realista. Es más, en los últimos tiempos, por lo visto se ha puesto de moda en EE.UU. que las famosas se quiten el meñique del pie para que el calzado de tacón les resulte más confortable... otras, se inyectan colágeno para que el apoyo no resulte tan doloroso; en fin... locuras de la fama, porque si te quitas el meñique el peso que le corresponde a ese dedo, por poco que sea, tendrá que apoyarse en otro dedo, ¿no? con la consecuente sobrecarga de esa otra parte del cuerpo.

¿La forma del zapato?, al gusto del consumidor, pero mejor que, aunque sea abierto, posea algún sistema de fijación que haga que nuestro pie no esté continuamente descalzándose o moviéndose peligrosamente para no tener que estar haciendo equilibrios constantemente.

Y... llegado el momento del evento, tras horas y horas de pie y de caminar y bailar, saltar..., a casi todo el mundo le duelen los pies, unos por cansancio y otros por rozaduras.
Para las rozaduras hay quien se aprovisiona de tiritas para ir tapando aquí y allá, pero a mí personalmente me parecen feas e incómodas porque cuando ya te ha rozado el calzado, la tirita ya casi no pega y continuamente tienes que estar pegando, cambiando y recolocando y además queda feísimo ver los pies llenos de tiritas... ¡y tú que quieres mantener tu imagen de glamour intacta!

Yo prefiero prevenir. Hay productos para evitar las rozaduras; te embadurnas el pie antes de calzarte y listo, pero otro sistema igual de eficaz y más barato es utilizar pomada de la que se utiliza para las rozaduras de los culitos de los bebés (Natusán por ejemplo) en lugar de los productos específicos. Me unto el pie o las zonas en las que suelo tener problema con esta pomada antes de calzarme ¡y listo!. Para ir preparada para un largo día/noche yo pongo una poca pomada en un tarrito de los de transportar cremas y potingues cuando te vas de viaje y cabe en cualquier sitio en el bolso por pequeño que sea, así siempre podré reponer si noto una mínima molestia en los pies.

Además, es de suma importancia cuidar nuestros pies a diario, en invierno también, pero sobre todo en verano, hidratarlos, exfoliarlos y mimarlos, que al fin y al cabo son los que nos llevan a todas partes y los que soportan el peso de nuestro cuerpo durante todo el día, así que se merecen un mimo de vez en cuando. Un baño con sales, una exfoliación periódicamente, una pedicura bien hecha, cada uno según sus necesidades, pero una crema diariamente y una pasada con la lima o la piedra pómez una vez por semana no es mucho pedir y ayuda mucho.



Pues bien, ¡a cuidar nuestros pies!
No hay nada peor que unos pies mal cuidados, por muy bien vestida y arreglada que vayas da una sensación de dejadez y suciedad muy desagradable.
Otra cosa ya son las manos, soy una maniática de las manos... pero eso ¡ya es harina de otro costal!